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Un amor que te deje en la cuerda floja, al límite entre la
cordura y la razón, entre el amor y la locura propiamente dicha

sábado, 7 de mayo de 2011

Después de meditar esto, salí a la calle, hacía mucho frío. La gente andaba deprisa, con las solapas de los abrigos levantados, la nariz enrojecida por el viento, y sin embargo, algunos peatones se paraban a mirarme, porque yo caminaba despacio y me reía sola, sentía una euforia extraña, difícil de explicar.No creo que nadie se diese cuenta, y sin embargo, aquello también fue un principio, el primer episodio de una intimiad completa. El dos no era sólo un número, también eran dos nombres,y estabamos aprendiendo a pronunciarlo. Seguíamos siendo 2 personas y habíamos empezado a ser una sola al mismo tiempo. Se unió su dulzura con mi sonrisa, sus besos con mis silencios. No sabía que hacer, dudaba, pensaba en él todo el tiempo y no era capaz de aclararme, de aceptar lo que estaba pasando, pero lo deseaba.

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