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Un amor que te deje en la cuerda floja, al límite entre lacordura y la razón, entre el amor y la locura propiamente dicha
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Las cosas que no nos dijimos.
Quieres que hablemos a corazón abierto, entonces me gustaría hacerte una pregunta y que me prometas responder con sinceridad. ¿Cuánto tiempo habrá durado tu historia de amor más larga? No te hablo de Tomas, ni de sentimientos soñados, sino de una relación vivida. ¿Dos, tres, cuatro, cinco años tal vez? Qué más da, dicen que el amor dura siete años. Vamos, sé sincera y contéstame. ¿Serías capaz durante siete años de entregarte a alguien sin reservas, de darlo todo, sin límites, sin dudas ni temores, sabiendo que esa persona a la que quieres más que a nada en el mundo olvidará casi todo lo que habréis vivido juntos? ¿Aceptarías que tus atenciones, tus gestos de amor se borraran de su memoria, y que la naturaleza, a la que le horroriza el vacío, llenara un día esa amnesia con reproches y anhelos no cumplidos? Consciente de que todo ello es inevitable, ¿encontrarías pese a todo la fuerza de levantarte en mitad de la noche cuando la persona a la que quieres tiene sed, o simplemente una pesadilla? ¿Tendrías ganas todas las mañanas, de prepararle el desayuno, de velar por distraerla todo el día, divertirla, leerle cuentos cuando se aburra, cantarle canciones, salir porque necesitará que le dé el aire, incluso cuando hace un frío helador? Y, al llegar la noche, ¿ignorarás el cansancio, irás a sentarte al pie de su cama para aplacar sus miedos y hablarle de un porvenir que, irremediablemente, vivirá lejos de ti? Si tu respuesta a cada una de esas preguntas es sí, entonces perdóname por haberte juzgado mal, sabes de verdad lo que es amar.
-¿Me estás hablando de mamá?
-No, querida, te estoy hablando de ti. Este amor que acabo de describirte es el de un padre o una madre por sus hijos. Cuántos días y cuántas noches pasados velando por vosotros, al acecho del más mínimo peligro que pudiera amenazaros, mirándoos, ayudándoos a crecer, secando vuestras lágrimas, haciéndoos reír; cuántos parques en invierno y cuántas playas en verano, cuántos kilómetros recorridos, cuántas palabras repetidas, cuánto tiempo dedicado a vosotros. Y, sin embargo, sin embargo…, ¿a qué edad se remontan vuestros primeros recuerdos de infancia?
>>¿Te imaginas hasta qué punto hay que amar para aprender a no vivir más que por vosotros, sabiendo que lo olvidaréis todo de vuestros primeros años, que en los años venideros sufriréis por lo que no hayamos hecho bien, que llegará un día, irremediablemente, en que os separaréis de nosotros, orgullosos de vuestra libertad?
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